martes, 30 de agosto de 2011

el hospital y primeras impresiones

EL HOSPITAL Y PRIMEROS PACIENTES

Sandra y yo compartimos una sala de partos separadas por un biombo. Mi camilla es un potro de partos, duro como la piedra, pero no sale queja alguna de los pacientes; al contrario soloe recibimos halagos y agradecimiento. Es increíble lo estoicos que son. Se nota que esto no es el primer mundo. Vienen con una actitud de confianza total en nosotros y en el tratamiento, y eso hace que nosotros saquemos lo mejor. La gente sale aliviada desde la primera sesión.

Mi primera paciente fue una mujer indígena de 28 años que se dedica a tejer chopas, nombre que utilizan para denomina a los jersey de lana. Viene por adormecimiento de las piernas, de rodillas para abajo, tras recibir tratamiento para chagas, enfermedad endémica en la zona.
El reto del primer día fue entenderles y que me entendiesen, aunque ambos hablásemos español. Es paetente que la gente indígena tiene una visión del mundo distinta, así que es necesario aprender a mirar a través de sus ojos y adaptar las preguntas del interrogatorio a su visión. Además existen diferencias ligüísticas y las palabras cobran un nuevo significado. Cuando pregunté a una paciente si bebía mucho, me respondió con una expresión “defensiva” que no bebía nada, hasta que caí en que para ellos esa pregunta se refería al alcohol. Otra paciente me decía que el doctorcito le dijo que tenía la espalda “chueca”, palabra que usan para referirse a algo “torcido” y no sé todavía el porqué todos se tocan la parte del omóplato o el lomo cuando se refieren al pulmón ("me duele el pulmón dostorcita"), aun cuando , tras el interrogatorio, noreportan sintomas respiratorios, resfrios o similares.



Nuestra presencia ha llegado a oídos de la clase profesional de Sucre y de los indígenas, asi que la mezcla es bastante curiosa. Detrás de la fachada apacible de las mujeres y hombres que nos visitan hay vidas duras que deben afrontar lo mejor que pueden. La clase menos pudiente debe batallar con bastantes miserias. Por desgracia, como sucede en muchos otros sitios, a las mujeres les toca la peor parte.

Hoy, uno de mis pacientes, un obrero indígena de 72 años, me cuenta durante el interrogatorio que hace unos 20 años los doctores le desahuciaron por Chagas. Tenia los dedos deformados por la artritis y no podía comer porque el estómago lo tenía destrozado. Logró salir adelante con vahos de hierbas que se aplicaba en todo el cuerpo para la artritis; para el estómago bebía el agua de lluvia que se acumula en las rocas donde crece una planta local… Venia por calambres en todo el cuerpo y dolor lumbar. Me interesa explorar más la medicina popular de la zona.

Julia no deja de rotar por nuestras consultas de una forma muy discreta, lista para revisar nuestros diagnóstico o punción, si así se lo pedimos. Nos deja llevar totalmente la batuta en el caso, pero milagrosamente aparece por consulta cuando te encuentras ante un caso que parece demasiado para ti, y te ayuda a resolverlo de tal manera que te das cuenta que era mucho más sencillo de lo que te lo estabas planteando. “Diseña una estrategia de tratamiento” es el mantra que nos guía. Estamos aprendiendo a un ritmo increíble. Esta experiencia es de un valor incalculable para nosotros como terapeutas.

Luisa