domingo, 9 de octubre de 2011

RECAPITULACION PRÁCTICAS EN SUCRE- BOLIVIA- 23 Ago al 24 sep


Como ya describí en otro post, desde el punto de vista personal, la experiencia ha sido muy enriquecedora. Hemos participado en un proyecto pionero y sabíamos que, como tal, teníamos que dar mucho de nuestra parte para que las cosas rodasen. Veníamos a aprender, pero sobre todo veníamos a participar en un proyecto solidario.

Justo el día que salimos de Madrid, nos enteramos de que la profesora de Ocuri se había accidentado y no podría venir. Fue la primera prueba para el grupo y su capacidad de adaptación. Ante esa situación hubo sentimientos encontrados. Era patente que Julia estaba moviendo cielo y tierra para encontrar un sustituto; estaba realmente acongojada por la situación y se sentía responsable de lo que estaba sucediendo. Nos hizo participes de la situación y puso considerable energía en encontrar un sustituto, que encontró. Sin embargo, todo estuvo en el aire unos días, porque daba la impresión que, de manera muy diplomática, ninguna de las dos instituciones implicadas estaba dispuesta a correr con los gastos de esta eventualidad (unos 200 euros para cambiar el billete o mas si el nuevo profesor no podía venir en la fecha ya reservada). Ambas alegaban que ese tema no era su responsabilidad, pero nosotros como alumnos de la escuela, en ese momento, no nos sentimos arropados por ella.

Los alumnos pasaron unos días descontentos porque la inversión económica y energética había sido importante para ellos. Por otra parte, todos éramos conscientes de que Julia estaba haciendo todo lo posible por solucionar el tema, y hubiera sido injusto centrar el descontento en ella. Era evidente que se estaba volcando de lleno en hacer que las cosas funcionasen. Así pues, decidimos trabajar en equipo y adaptarnos a la nueva situación (se contempló la posibilidad de trabajar los 9 en el hospital de Sucre bajo la supervisión de Julia), pero también decidimos como grupo mostrar nuestro desacuerdo. Tras una reunión con el IPTK, se solucionó el problema y se consiguió traer al nuevo profesor para Ocurí.

El grupo de Sucre se puso manos a la obra a los dos días. Había 5 consultas de acupuntura. Todos teníamos miedo de empezar. Julia nos advirtió que estaríamos solos con los pacientes y que ella rotaría por las consultas durante las mañanas para echarnos una mano…La idea nos resultó aterradora…¿Cómo que vamos a estar solos? y ¿si nos equivocamos? ¿Y si no sabemos qué hacer con el paciente? ¿Y si le hacemos daño? Solo somos estudiantes en prácticas, necesitamos más supervisión, que tú estés con nosotros en consulta…

Julia nos animó a tener confianza en nosotros y nos recordó que la experiencia consistía precisamente en quitarnos el miedo y enfrentarnos solos a manejar a los pacientes. Y así fue. En nuestro primer día, todos salimos exultantes de las consultas. Los pacientes nos habían recibido con los brazos abiertos y mucha fe. Nos dimos cuenta que sabíamos más de lo que creíamos. En la segunda sesión, nuestra confianza aumentó aún más, y poco a poco fuimos observando mejorías en los pacientes y empezamos a desarrollar una estrategia para afrontar con eficacia las intervenciones..

Al principio era imposible atender a un paciente en menos de una hora, así que todos los días acabábamos a las 2 de la tarde, con la mayoría de los sitios para comer cerrados. También empezamos de forma voluntaria a ver pacientes por la tarde. El ritmo era frenético y no había mucho tiempo para afinar tratamientos ni revisar casos. Julia daba clases a estudiantes bolivianos por la tarde, así que era materialmente imposible que revisase los casos de todos los pacientes y hubo que desarrollar autosuficiencia y buscar recursos propios para manejar la situación.

El grupo estaba formado por personas con iniciativa, ganas de aprender y conscientes de que las desventajas aparentes se pueden convertir en ventajas. Trabajamos en equipo, vivimos juntos, compartimos experiencias con pacientes y trucos para mejorar. Trabajamos duro, pero el cariño de los pacientes, su deseo de curarse, sus halagos a nuestra labor fueron un gran aliciente.

El proyecto es innovador por su labor solidaria, pero además ha demostrado un gran potencial desde el punto de vista formativo y mediático.

Desde el punto de vista mediático, existen muy pocos lugares en el mundo donde la acupuntura esté integrada en un hospital de medicina occidental. En Sucre, jamás nos sentimos rechazados por el personal sanitario del hospital; al contrario: nos trataron con respecto, como iguales. En Europa existe cierta confrontación entra la medicina occidental y la MTC. El proyecto de Bolivia hace posible concebir el trabajo en equipo. Por ejemplo, nos llegó a la consulta de acupuntura un caso con sospecha de sífilis, que fue referido al departamento ginecológico. De la misma manera, varios médicos nos refirieron a familiares o vinieron ellos mismos para tratar problemas de insomnio, colon irritable, fracturas mal curadas, dolores de espalda y cervicales, calambres… Este proyecto, si se consolida, podría convertirse en un referente que haga ver a la sanidad europea y a las administraciones la utilidad del método y la posibilidad de trabajar juntas, de cooperar unos con otros.

Desde el punto de vista formativo, para cualquier acupuntor en prácticas, tener la oportunidad de tomar el caso y tratar a los pacientes directamente es muy valioso. No es comparable a las prácticas que se realizan en China o en otros campos. No es comparable ver cómo el médico veterano inserta las agujas que hacerlo uno mismo: desarrollas el tacto, tocas cuerpos, aprendes anatomía y afianzas lo que sabes en la teoría. No es comparable que el supervisor te diga que una lengua es roja a tener que decidirlo tú mismo: los sentidos se afinan cuando eres responsable del diagnostico y aprendes a confiar en tus valoraciones, a consolidar la teoría. Se trata realmente de prácticas médicas.

Este primer año hemos visto el gran potencial de esta visión formativa, pero en mi opinión habría que mejorar algunos aspectos para que este potencial se convierta en una realidad, en un modo innovador y puntero de entender las prácticas de los acupuntores en España. Solo es necesario que se aporten más recursos humanos para que la supervisión sea más continua y frecuente. Se necesitarían dos profesionales que puedan realizar una supervisión más cercana y continua de los alumnos, si además se siguen formando alumnos bolivianos. Julia y posiblemente Iñigo y Almudena, ha hecho un trabajo de superwoman; se ha desdoblado y trabajado desde las 8 de la mañana hasta las 10 de la noche 5 días a la semana. Creo que pocos profesores podrían o estarían dispuestos a seguir dicho ritmo sobrehumano para formar a los acupuntores futuros.

Luisa